lunes, 20 de octubre de 2008

LA MUERTE DE UN HIJO


El camino de la vida está plagado de tragedias, pero quizás la mas terrible que nos puede suceder es la muerte de un hijo. Cuando muere nuestra madre, nuestro padre, el dolor nos traspasa como una espada al rojo vivo, es la perdida de nuestro pasado, de nuestro apoyo en la vida, con ellos se pierden recuerdos imborrables, y de alguna manera, es un paso adelante hacia la puerta de salida, pero sabemos que es ley de vida y que tarde o temprano debían abandonarnos.

Perder un hijo es perder el pasado y el futuro de un manotazo. Es borrar de un plumazo recuerdos y esperanzas, sueños e ilusiones que sembramos e hicimos crecer en él. Perder un hijo es inhumano, va contra nuestro sentido de la vida y difícilmente tenemos defensas contra un ataque tan despiadado. Es una tragedia que he vivido de cerca y me ha salpicado tan terrible sufrimiento, no hay palabras para expresar algo así, es algo infrahumano que corroe los cimientos de nuestras creencias y de nuestra filosofía de vida.

Dos Amigos de esta comunidad han perdido un hijo, Evita y Jonhny. Ignoro las circunstancias porque acabo de enterarme y en cuanto termine iré a visitarles. Solo puedo decir que ese tremendo agujero negro que se produce tras la marcha de un hijo, es largo y difícil de llenar, que a veces no se llena nunca, pero que la única defensa que tenemos contra tanto sufrimiento es la aceptación, asimilarlo y no luchar contra él, llorar desahogar nuestros sentimientos sin amargura, dejar que el dolor fluya por nuestras almas sin oponer resistencia, pero también sin compadecernos.

Os envío desde aquí un intenso abrazo y toda la fuerza que albergo en mi corazón por si os puede servir de apoyo, sé que no hay palabras, que sirvan en este caso, pero quiero que me dejéis compartir con vosotros unos instantes con las manos apretadas y los ojos cerrados.Que Dios, la fuerza, o todo aquello en que vosotros creéis, os ayude a superar tan amarga prueba.

JUANMAROMO

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