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miércoles, 16 de julio de 2008
SUZANNE VEGA
Suzanne Vega, letrista, cantante y poeta
"Expresar gratitud me parece algo esencial en la vida"
IMA SANCHÍS - 09/07/2008
El viernes cumplo 49 años. Nací en Santa Mónica y vivo en Nueva York. Casada dos veces y con una hija de 14 años. Soy miembro del Partido Demócrata. Su campaña para subvencionar la pobreza de los años 60 fue significativa para mi familia, que recibió ayudas. Soy budista
Creció en el Harlem hispano.
Ruido, calor y actividad. Siempre acción y alguien borracho. Yo quería averiguar adónde pertenecía.
¿Ya lo ha averiguado?
Aún sigo buscando.
A los 28 años conoció a su padre.
Un gran encuentro, algo que había imaginado muchas veces y cuando ocurrió fue muy distinto, pero me vi a mí misma en ese hombre. Tuve la sensación de completar algo.
¿Por qué nunca lo había visto antes?
Él vivía en California y yo en Nueva York. Trató de escribirme alguna carta que fue rechazada por mis padres. Mi padre adoptivo me cambió el apellido porque yo tenía 3 hermanos menores de los que él era el padre.
¿Fue una niña feliz?
No, era muy tímida e introspectiva. Todo el mundo decía que era rara.
Subir a un escenario no le sería fácil.
Sentía cierta hostilidad hacia la gente, me sentía juzgada y me costó entender que si estás en un escenario no puedes estar enfadada con el público.
Siento insistir en ello, pero su canción sobre el niño maltratado...
... Luka, la escribí a los 24 años.
¿De dónde salió?
Luka vivía en el piso de arriba, era delicado y duro al mismo tiempo. "Si alguna vez escribo una canción sobre un chico que ha sido abusado, me inspiraré en él", pensé un día que coincidimos en el ascensor.
¿Sorpresa?
Inmensa. Cuando la cantaba, nadie volvía a pedirla. Mi mánager me dijo que debíamos presentarla en las radios explicando que trataba sobre un problema social, y triunfó en el mundo. Empecé a recibir muchas cartas que me decían "esta es mi historia", incluso ahora, 20 años después, las recibo. Esa canción llegó a cambiar leyes en EE. UU.
¿Cuál ha sido su rebeldía?
Más bien ha sido una resistencia muy consistente a lo largo de mi vida a las expectativas del público, de las compañías discográficas o de mis mánagers respecto a lo que yo debería hacer o cómo debería hacerlo. Me he resistido a los estereotipos.
¿Usted qué quería?
Ser libre y crear una familia. Ser madre fue la realización de algo que había deseado durante mucho tiempo. Quería tener tres hijos y que crecieran junto a su padre. Cuando me divorcié, lo pasé francamente mal.
¿Crió sola a su hija?
Sí. Ahora he vuelto a casarme con el hombre que me pidió matrimonio a mis 23 años, un poeta que se ganaba la vida recitando por la calle. La última vez que lo vi fue subido a un escenario recitando un poema algo desagradable sobre mí.
¿Y durante 21 años no volvió a verlo?
Nuestra historia ha sido la de un desencuentro, cartas que vienen y van, equívocos, hasta que en el 2005 recibí un correo, vino a verme a Nueva York y en tres meses nos casamos.
Bonita historia para sus nietos.
Es significativa porque realmente yo confiaba en él. No somos aquella familia perfecta con la que yo soñaba, pero somos una bonita familia.
¿Todo encaja con el tiempo?
Sí, las cosas ocurren por algo y de una forma natural van encajando. El año que viene tendré 50 años, como letrista y cantante de pop el mundo trata de decirme que "ya no toca", pero me quedan cosas por decir. A veces cuando viajo, en clase económica, me reconocen y me dicen: "¿Tú, que hiciste Luka y Tom´s diner,por qué no vas en limusina?".
¿Teme a la vejez?
Temo engordar y enfermar, convertirme en otra, pero no hacerme mayor.
Usted pasó por una crisis muy fuerte, ¿qué la provocó?
Ha habido crisis constantes en mi vida. La muerte de mi hermano, con el que tenía una relación muy estrecha, fue una de ellas y está conectada con el 11-S, porque él trabajaba en las Torres Gemelas. Ese día no fue a trabajar y se sentía muy culpable, obsesionado: continuaba yendo allí día tras día.
...
Tenía problemas con el alcohol, que acabó matándole con 36 años. Lo que a mí me hunde es la falta de control: quieres a alguien, le das toda tu atención, pero no consigues nada. Sin embargo, escribes una canción en tu habitación y tiene un efecto enorme.
Entiendo.
Al final, todo es cuestión de ver dónde encajas en el mundo, dónde puedes ser útil, y esa sigue siendo mi búsqueda. Voy a escuelas de barrios marginales y leo mis poemas a los niños y veo que eso les despierta interés. ¿Sabe cuáles son sus deseos?
¿Cuáles?
Trabajar en un Burger King, no tienen confianza para tener un sueño mayor. Leer y escribir amplía su mundo, y es ahí donde me siento útil. ¿Pero qué me ha ayudado en la vida a superar las crisis?
¿?
Levantarme por la mañana, prepararle el desayuno a mi hija, las cosas concretas en las que subyace el sentimiento de amor.
¿Por qué abandonó el budismo?
Porque no me gustan los conflictos entre las distintas ramas del budismo y me vi inmersa en uno. Pero he vuelto porque siempre resulta muy práctico tener una buena manera de expresar gratitud, que me parece algo esencial en la vida. Si recibes algo y no das las gracias, es como si se disipara.
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