Ultimamente en nuestras frases está saliendo mucho la palabra magica, "Dios", en los relatos que cuelgo, entiendo a Dios, como el principio vital que mueve el universo y que está en nuestro corazón y que nos rodea, no creo en el señor con barba y triangulo en la cabeza, no creo en un dios hecho a imagen y semejanza del hombre, creo en el equilibrio del universo, en el equilibrio en cuesto corazón y en nuestro cerebro, creo que lo que llamamos "bien", es la búsqueda de ese equilibrio, en la naturaleza, en el cosmos, en nuestro propio cuerpo, la enfermedad, las catástrofes, la angustia, "el mal" en definitiva, surge cuando desequilibramos la balanza, cuando interferimos en ese delicado y exquisito mecanismo que controla todo lo que hay dentro y lo que hay fuera, y como siempre, lo hacemos mal, hay quien ve en las filosofías orientales un determinismo derrotista, pero eso es porque nos quedamos en la superficie, porque, no somos capaces de comprender esa sabiduría y ese concepto de dios, de la vida y del universo tan diferente al nuestro, tan sencillo, pero a la vez tan profundo, recordemos aquella celebre cita, "Si lloras porque se oculta el sol, las lagrimas te impedirán ver las estrellas".
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