Todo se va poniendo en su lugar, todo empieza a tomar forma y las piezas del puzzle casi están encajadas, pero sobra una, una pieza pequeña y llena de ternura que guardo en o mas profundo de mi corazón. Cada noche, cuando cierro los ojos, la miro, la beso y la bendigo con toda mi alma.
Esa pieza venia en la caja de la vida, era extraña y seductora. Desde niño me empeñé en buscarle un hueco, a veces incluso logré que encajara durante un tiempo, pero el puzzle se cerraba como una trampa y la piezecilla saltaba del panel y volvía a caer entre mis dedos buscando un sitio donde encontrar cobijo, ahora sé que no la podre encajar nunca, que no pertenece a este juego.
A veces intuyo que podría casarla empujando una pieza por aquí, otra por allá… pero tengo miedo que tapiz se desmonte, y ya no tengo fuerzas para empezar otro de nuevo. No he conseguido colocarla en su sitio, y pienso que el día que mi partida se acabe seguiré teniéndola en la mano, pero sea como sea, hasta el último momento mantendré la esperanza de poder encontrarle ese hueco mágico que complete el rompecabezas de mi vida. ¡Ah se me olvidaba!, esa pieza tiene un nombre en su reverso, una palabra extraña y sugerente que no me he podido quitar de la cabeza, esa piezecita se llama PAZ INTERIOR
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JUANMAROMO
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