Esta semana han coincidido una serie de circunstancias, el asesinato de Isaías , la muerte
del padre de nuestra querida abuelita Pepa, que me han hecho rememorar la figura del
que fue mi guía y mi modelo durante toda su vida.
Se habla mucho, con toda justicia, de la figura de la madre, pero a veces dejamos de lado
a la otra mitad de nosotros mismos, nuestro padre . Papá , palabra divina, llena de matices
y sabores de miel y canela. Papá ejemplo de fuerza sin violencia, autoridad sin imposición
respeto sin miedo. Papa, fuerte como una roca, pero tierno como el seno materno, papá,
predicando con el ejemplo de tu respeto y de tu cariño hacia tu esposa, hacia tus hijos, hacia ti mismo.
Amante de la buena mesa y los buenos vinos, me enseñaste a beber y a vivir me brindaste la copa de tu amor, de tu alegría, de tus inmensa humanidad.
De niño soñaba ser como tú. admiraba tu fuerza, tu sabiduría, tu equilibrio, y sobre todo tu
capacidad de amar, amabas a tu familia, amabas tu trabajo, amabas a todo el que se acercaba .
Me encantaba competir contigo, y cada vez que me ganabas, yo me sentía orgulloso de tu
fuerza y de tu destreza, riendo mientras corriamos por la calle como dos niños traviesos. Nunca te
dejaste ganar, cosa que te agradezco enormemente, porque así me incentivabas y me hacías
superarme. Cuando una noche, la muerte enamorada te arranco de mí, supe que nunca seria
ni tu sombra, que eras el mejor y que siempre serias mi ejemplo, pero ahora, cada año que
pasa me reconozco mas en ti, mis gestos, mis pensamientos, la forma de amar a mi familia
y de sentir la vida, es cada vez más la tuya, llegué a desesperarme por tu ausencia, pero ahora
sé que nunca te fuiste, que siempre estuviste a mi lado, que te veo cada vez que me miro en el
espejo
Juanmaromo
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