Ni tú me debes ni te debo nada.
Un río fuimos. Un espejo franco.
Los dos bebimos de las aguas claras;
asomamos los dos al vidrio manso.
El mismo beso nos quemó en los labios,
con el mismo carbón prendido en llama.
Las mismas ilusiones se nos fueron
cuando cantar no quiso más el alma.
Fuimos río y espejo, fuimos besos,
y cantamos con hojas y con alas
canciones de alegría en los espejos.
Hoy tenemos a mano cuentas claras
que urdieron en silencio nuestros dedos.
Ni tú me debes ni te debo nada.
GUILLERMO GÓMEZ BRENES
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