lunes, 24 de marzo de 2008

MUERTE NATURAL



La muerte es natural a la vida. La muerte forma parte esencial del diseño de nuestra existencia sobre la tierra. En efecto, todos sin excepción hemos venido al mundo para vivir en él un tiempo limitado. La limitación es una nota esencial de nuestra existencia. Una nota preocupante y dramática, porque no sabemos cuánto vamos a vivir. En un sentido muy verdadero hemos nacido para morir... La muerte es, por lo tanto, el final de la aventura, el coronamiento, la consumación como persona de nuestra vida terrenal, y en ese sentido la realización del proyecto de vida que a cada cual le haya tocado en suerte. Para quienes creen en la resurrección de la carne "con los mismos cuerpos y almas que tuvieron", la vida terrenal se concluye y se corona con la muerte. Como la muerte de Jesús en la cruz fue la consumación de su vida terrenal. ¿Qué significa si no el "Todo está consumado", que dijo en la cruz? Luego resucitó, pero eso ya es otra historia. Jesús, aunque era verdadero hombre, también era Dios. Lo que no es natural de la vida es el sufrimiento extremo, la inmovilidad total, el vaciamiento irrevocable de la mente. Todas esas circunstancias equivalen a una separación temporal del final de la vida y de la toma de posesión de la muerte. Es estar ya no vivo, pero todavía no muerto. Esa tierra de nadie entre la vida y la muerte no es racional ni humana. Si se ha acabado la vida, la muerte es lo más natural. La muerte de Jesús fue un final feliz a una noche de angustias, sufrimientos y torturas. Así ha debido ser para Chantal Sébire. Porque sufrir hasta perder la condición y la dignidad de persona no es vivir, es no vivir sin morir. No cabe duda que para Chantal la muerte ha sido el final feliz de esa separación antinatural del "vivo sin vivir en mí".

LUIS De Sebastián

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