martes, 25 de marzo de 2008

LA OTRA CARA DE LA VIDA


Hace días que deseaba hablar sobre la muerte, esa vieja amiga que nos acompaña durante todo el camino cuidando con esmero que podamos llegar felizmente a puerto. La muerte no existe, como no existen ni el frio, ni la oscuridad, la muerte es el último beso de la vida, es el colofón a nuestro recorrido vital y quien sabe, quizás el comienzo de una nueva etapa.
Nuestra cultura esconde la muerte como algo pecaminoso, obsceno, se habla de ella con sordina, se la teme, se la odia… Sé que un día moriré, y sé que morirán también las personas a quien mas amo, hace años se llevó a mi padre de una manera brutal, en una noche larga y negra como ninguna, sin avisos, sin tregua, pero no la odié, me di cuenta que gran parte de él estaba dentro de mí, y cada año que pasa lo siento mas cercano, y yo me siento mas él.
Lo mas duro de la muerte, es la separación de los seres queridos, es muy duro ver como arranca de tu lado a esas personas a las que tanto quieres, y a la que tanto necesitas, pero “ella”, no se la lleva, ellos se van porque algo en su interior se ha roto y no pueden seguir en esta dimensión, no podemos, ni debemos evitar el dolor, pero debemos aceptarlo y asimilarlo, solo entonces empezará a remitir y empezaremos a aceptar que la muerte es tan solo una faceta de la vida.
No le tengo miedo, sé que me está esperando en algún recodo del camino, pero sé también que su rostro es hermoso, y que me llevara de su mano a un mundo mejor, solo espero que el dolor, no me impida gozar intensamente de ese trámite, de ese momento culminante en que se cierre la última página de mi diario, solo espero morir con la dignidad con que me hubiera gustado vivir, con la tranquilidad de saber que no he causado voluntariamente daño a nadie, y que he perdonado a todos que me lo causaron y sobre todo con la satisfacción de haber vivido intensamente, con plenitud y rodeado del amor que mis padres sembraron en mi alma y mi esposa regó, a veces con sus lagrimas, hasta lograr una inmensa cosecha , mis hijas, mis nietos, mis recuerdos….
Me queda mucho camino por delante, muchos paisajes que admirar, muchas cuestas que subir, y muchas caídas de las que levantarme, pero de vez en cuando, me siento un momento a descansar y le guiño un ojo… ella me saluda con una sonrisa enigmática, no la temo, no la odio, la respeto porque se que acabaré durmiendo entre sus brazos.

Juanmaromo.

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