sábado, 29 de marzo de 2008

LAS BAJAS AL ALZA Joan Barril



Veo en una fotografía a Stephen Hawking junto a su hija Lucy. Por lo visto ese físico y su hija han escrito un libro llamado La clave secreta del universo y aunque parezca mentira, se trata de una obra de ficción. Todo en el universo parece ficción, y es bueno que un astrofísico como Hawking nos haga bailar la imaginación sobre aquello que nos rodea y que, sin embargo, no vemos.
Para la mayoría de la gente, Hawking no es solo un astrofísico. Se trata de un genio pegado a una silla de ruedas debido a la ELA, que son las siglas de la Esclerosis Lateral Amiotrófica, una enfermedad degenerativa cuyas claves son más crípticas que las del universo que Hawking y su hija nos permiten desvelar en su libro. Hawking se expresa mediante un teclado que reproduce sintéticamente la voz que él no tiene y se nos muestra con esa media sonrisa más forzada por la musculatura que por el sentimiento.
Pienso en Hawking de la misma manera en que pienso en Isidre Esteve, el motorista que ha quedado postrado en una silla de ruedas y que se encuentra a las puertas de ser considerado por ustedes, nuestros lectores, como catalán del año. Pienso también en mi propio padre, que es ciego desde hace años, y que no para de pensar y de asimilar lo que la radio y los vecinos le transmiten. Perder un sentido, una habilidad o una movilidad son motivos suficientes para interrumpir las tareas que nos hemos encomendado. Y, sin embargo, no es frecuente. De la enfermedad grave surge la necesidad de crecer. De la minusvalía proviene la resistencia. Del déficit a veces caemos en el exceso.
Y, sin embargo, las estadísticas de la seguridad social nos advierten de un sospechoso número de bajas laborales. Para que se produzca una baja han de coincidir tres condiciones. La primera es la dolencia que nos impide el trabajo. La segunda es la renuncia a seguir trabajando a pesar de la levedad de los síntomas. La tercera es la autoridad médica que certifica que el trabajador puede quedarse en casa percibiendo su salario, aunque no se observe una causa clara y evidente para que deje de acudir a su centro de trabajo.
Vaya de entrada mi sospecha sistemática respecto de esos profesionales que se ocultan bajo el eufemismo Recursos Humanos. Pero pongo al otro lado de la balanza a los abusones de un Estado del bienestar que tanto costó arañar del poder a nuestros abuelos. La frivolidad de las bajas laborales es un pequeño escándalo moral ante el que los sindicatos suelen mirar hacia otra parte. No soy empresario ni tengo a ningún trabajador a mi cargo, pero en las tareas de equipo a veces hay demasiada gente que está de baja, menos los que nunca están de baja. ¿No lo han advertido ustedes? Se trata de un derecho, es cierto. Pero ¿no es menos cierto que ese derecho lo ejercitan siempre los mismos?
No se trata de creer que todos somos Stephen Hawking, pero, al menos, entre la cigarra y la hormiga hay que buscar un término medio. Ni todos hemos de ser hormigas forzadas por un salario insuficiente ni tampoco hay que ignorar a los trabajadores que se sienten piezas de porcelana y prefieren quedarse en casa porque el cuerpo no les pide ir a trabajar. Entre la voluntad y el cuerpo, la voluntad.

RESPUESTA DE GLORIA:


¡La voluntad, la voluntad...!

Si en lugar de tener a tu padre ciego e interesado por lo que pasa a su alrededor (que ya es un síntoma de buena salud), tuvieses de pronto un desprendimiento de retina (por poner un ejemplo, ¡Dios no lo quiera!), tendrías que aceptar una baja laboral por mucha voluntad que le echases y hacer reposo y demás si no quieres perder el ojo.
Por más voluntad que le eches, cuando el cuerpo no puede con tanta voluntad como le has echado un año y otro y otro, se para de golpe y si tu médico no sabe curarle tiene sus recursos y no tirará hasta que todas sus funciones se hayan normalizado.
Es cierto que entre muchos hemos de pagar las bajas de "los piezas de porcelana", como también lo es que hay afortunados que gozan de muy buena salud y se pegan la vida "padre" ganando un buen dinero.

Amigo, la voluntad y el cuerpo van juntos o no van.

Y aún no he terminado Señor Barril porque estoy como si me hubiese picado una cobra, o algo así, (que diría nuestra amiga Eugènie)… A menudo coincido con usted en sus opiniones pero en esta ocasión lo que leo no puedo creer que haya salido de su pluma.

No todos tenemos el cerebro ni los medios del Profesor Hawking. Es muy probable que si tuviese que levantarse todos los días a las siete de la mañana y valerse por sí mismo para estar a las nueve en su centro de trabajo, habiendo pasado por el metro abarrotado de gente y sorteando el tráfico de las calles de una gran ciudad, no podría realizar su trabajo y podría sumirse en una depresión o dejarse morir.

“…La frivolidad de las bajas laborales es un pequeño escándalo moral ante el que los sindicatos suelen mirar hacia otra parte…”

Es curioso, el punto de vista tan opuesto que tenemos al respecto. Parece como si cada uno de nosotros viese sólo un lado de la misma moneda. Los sindicatos están escandalizados y horrorizados ante la falta de sensibilidad y de moral de evaluadores del ICAM en Barcelona al dar el alta médica, y con ello obligar a ir a trabajar a enfermos de cáncer en tratamiento de “quimio” el cual resulta invalidante para esa persona, algunos incluso con un catéter “incorporado” para poderse administrar las dosis de calmantes durante la jornada laboral.

Otros enfermos con diagnósticos de invalidez certificados por médicos forenses y que el INSS se pasa por el "forro". Son personas a las que se obliga a dejar sus trabajos de una u otra forma y a vivir ¿de qué?, muchos de ellos habiendo cotizado durante décadas sin bajas laborales para los que les sirvió de poco el haber contribuido al llamado “Estado de bienestar”, los mismos que pagan las bajas de los demás...

Serían los dos extremos de una misma y cruda realidad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Juanmaromo dijo

Parece ser que la sanidad, la justicia y la enseñanza, los tres pilares en los que se asienta la democracia, están bastante erosionados por intereses económicos y políticos bastardos, lo que debían ser las bases del "estado del bienestar"se han convertido en moneda de cambio para comprar y vender votos a cambio de promesas incumplidas y politicas sanitarias favorecedoras del fraude glabal (que aporta muchos votos) a costa del sacrificio de los colectivos que realmente lo necesitan, pero que al ser menos numerosos, interesan menos como postor en el mercadeo de los polticastros de turno. "Dios me cuide de los políticos de "zquierda, que de los de derechas ya me cuido yo".

Anónimo dijo...

Shemirramis dijo

La voluntad tiene los límites que le impone la física, difícilmente podaras correr si no tienes piernas, podrás reptar, arrastrarte o rodar, pero jamas andar, soy psicologa, y conozco innumerables casos, de mujeres abandonadas por la sanidad publica, y todo porque sus dolencias no pueden ser captados por una radiografía, hay mujeres que se dejan la piel cada dia para ir a trabajar, porque no tienen otro remedio, algunas abandonadas por el marido y con hijos a cargo, que deben levantarse a las 7, puedan o no, agotadas, con dolores globales, con la desesperación y la desesperanza clavadas en el alma, se mueven a golpes de voluntad, de coraje, hasta que el cuerpo o la mente revientan, y se declaran en huelga indefinida, querida rusbel, la voluntad mueve montañas cuando se tiene excavadoras cuando solo tienes las manos, te destrozaras las uñas, los dedos y los brazos, y no conseguirás mas que arañar la superficie, el sistema no funciona, solo los que conocen los mecanismos, los que saben manipular y fingir con alevosía, consiguen sus objetivos, las que van a cara descubierta y con la verdad por delante, se enfrentan a la ineptitud, a la incomprensión y al desprecio de médicos incompetentes que mas cercanos a la figura del sicario que a la del sanador, que obedecen a los dictados de la economía politiza y a los dictados de la industria farmacéutica, tratando a los pacientes como meros consumidores de fármacos, y en el peor de los casos como sopechosos habituales, tambien hay profesionales comprometidos y vocacionales que honran su profesión, pero por desgracia son la excepción que confirma la regla.

Anónimo dijo...

Eugènie dijo

Natural , la voluntad y el cuerpo van unidisimos , pues claro que sí.
¿ Qué se puede hacer cuando tu "yo "te pide acudir a tu centro de trabajo o de estudio , o reanudar tus actividades normales y te encuentras con un cuerpo que no acompaña a tu mente?. Imposible continuar cuando el cuerpo no aguanta .
Es absurdo forzar la máquina . Pierde el individuo y pierde la sociedad.
En esto de las bajas laborales lo importante es tener posibles. Los posibles pueden ser de dos tipos .O bien tienes dinero para costearte un buen abogado que te saque una buena tajada y gane tu caso , o bien posees la posibilidad de mover los hilos convenientes , vía influencias . Más efectivo lo segundo. Comprobado en casos concretos.
Es una verguenza que esto de las bajas sanitarias siga sin que aparezca nadie capaz de meter tijera. Cierto que las arcas del Estado están vaciandose a marchas forzadas y que a este ritmo ningúna seguridad pública es capaz de aguantar las embestidas de las jubilaciones anticipadas por enfermedad, pero es que alguien debería tomarse en serio el asunto y estudiar cada caso con el rigor y la justicia que se merece.
Clama al cielo la picaresca que ha surgido ultimamente con las bajas por depresión. Es la moda .
A mi vecino le quedan dos años para jubilarse , está hasta los coxones de aguantar a un jefe que lo tiraniza y un trabajo que le mantiene tres días fuera de casa. ¿ Solución? . Estoy con depresión.
Me voy al médico una mañana con barba de tres días , las greñas sin peinar y una noche de ojeras porque me la pasé viendo pornos con cubatas. Le lloro, le digo al médico que no puedo trabajar en ese estado , me receta un ansiolitico , un seroxat,me da un volante para el pichiquiatra de turno y una baja por depresión.Y ala ... pa casa y a esperar. Las pastillas no me las pienso tomar y al pichiquiatra cuando llegue le voy a engañar .Es facil ¿ Cómo lo van a comprobar?. Y así baja , trás baja ...hasta que consigo la refinitiva.
De estos a porrones . Y después están los que no pueden con su cuerpo y por narices tienen que trabajar .
No sigo que no me quiero cabrear.

Anónimo dijo...

Raquel dijo

Voluntad y fuerzas, son el multiplicando y el multiplicador en la ecuación vital, para obtener el mismo resultado, la una debe crecer en la medida que disminuye la otra, pero cuando las fuerzas tienden a 0, no hay voluntad que te levante, es muy facil juzgar sobre el papel, ver los toros desde la barrera, pero cuando una se encuentra frente al morlaco con la unida defensa de un trapo viejo, y una fuerzas que te abandonan, solo te quedan dos alternativas, o te dejas envestir por el bicho, o capeas lo que puedes hasta llegar al burladero. lo ademas son tonterías y hablar sin conocimiento de causa.

JUANMAROMO dijo...

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".

Para los lectores de este blog y muchas personas más, este poema es muy conocido. Lo escribió Martin niemöller, un pastor alemán encarcelado de 1937 a 1945 por el gobierno de Hitler.
En la actualidad esta reflexión está mas vigente que nunca, el egoismo, la insolidaridad y el consumismo, nos hace presa fácil del poder, del capital de los especuladores , y sobre todo de los politicos que solo buscan asegurarse su poltrona, y de los médicos que no quiere mojarse para defender la salud y a veces la vida de sus pacientes. Asi nos va...