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jueves, 28 de febrero de 2008
CATALUNYA Y ANDALUCIA, UNIDAS POR LA HABANERA
"El meu avi va anar a Cuba
a bordo del Català
el millor barco de guerra
de la flota d'ultramar.
El timoner i nostramo
i catorze mariners
eren nascuts a Calella,
eren nascuts a Palafrugell."
"Mi abuelo fue a Cuba
a bordo del Catalán
el mejor barco de guerra
de la flota de ultramar.
El timonel y el patrón
y catorce marineros
habían nacido en Calella,
habían nacido en Palafrugell."
Esta canción testimonia la marcha a Cuba durante el siglo pasado de numerosos marineros catalanes que buscaban una forma de ganarse la vida y volvían cargados de bebida (ron, en especial), tabaco, ritmos, canciones... y mil historias que contar.
Se tiene constancia documental de la existencia en Calella de Palafrugell, a finales del siglo XIX, de una agrupación musical que incluía cantadas de habaneras en su repertorio.
A principios del siglo XX, en un rincón del "Port Bo" --auténtico corazón de Calella de Palafrugell-- la antigua taberna de Can Batlle se erigió en centro de reunión de pescadores curtidos por las olas que, entre tertulia y tertulia, tomando sus copas de ron, se animaban a canturrear las letras de alguna habanera. Posteriormente apareceria "El meu avi" para refrescar la memoria colectiva:
"Arribaren temps de guerra
de perfídies i de traicions
i en el mar de les Antilles
retronaren els canons.
Els mariners de Calella
i el meu avi enmig de tots
varen morir a coberta,
varen morir als peus del canó."
"Llegaron tiempos de guerra
de perfídias y de traiciones
y en el mar de las Antillas
tronaron los cañones.
Los marineros de Calella
y mi abuelo entre ellos
murieron en cubierta,
murieron al pie del cañón."
Pero la llama que prendió la mecha se originó en Can Batlle. En 1966 se organizó, en el bar que regentaba Tomàs Palet, una cantada no oficial para celebrar la aparición del libro "Calella de Palafrugell y las habaneras". Aquella informal convocatoria tuvo tal éxito que al año siguiente, en 1967, tomó el carácter oficial de lo que hoy en día se conoce como "Cantada d'Havaneres de Calella de Palafrugell", que ha llegado ya, ni más ni menos que a su 33ava edición.
El gran día de las habaneras tiene su preludio un día antes en la Plaça Nova de Palafrugell, donde actúa un grupo del municipio junto con otro grupo invitado (con el objeto de dar a conocer las distintas variaciones del género). Es un buen aperitivo.
El momento estelar, ya cerca de medianoche, viene cuando todos los grupos participantes se disponen a interpretar conjuntamente las dos habaneras más esperadas. Primero se deja sentir "La bella Lola" y, acabada ésta, llega el momento esperado para cantar "El meu avi". Entonces, todos juntos, como un coro, recuerdan esta entrañable historia de trágico final:
"Quan el català sortia a la mar
cridava el meu avi:
"Apa, nois, que és tard!"
Però els valents de a bordo
no varen tornar (no varen tornar)
i en tingueren la culpa
els americans."
"Cuando el Catalán salía a la mar
gritaba mi abuelo:
"¡Venga chicos, que se hace tarde!"
Pero los valientes de a bordo
no volvieron (no volvieron)
y tuvieron la culpa
los americanos."
Y, efectivamente, el primer sábado de julio, como manda la tradición, Calella de Palafrugell vive la noche más mágica del año. Sus calas acogen decenas de embarcaciones, y la arena y las calles se convierten en un improvisado auditorio lleno hasta la bandera de gente deseosa de escuchar la popular "Cantada d'Havaneres". Todo en un marco de gran belleza... y saboreando un "cremat".
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