Hace poco he descubierto una terapia infalible contra la depresión, el insomnio,
el desencanto… yo la denomino “mimoterapia”. Hasta hace unos meses, y salvo
que hubiera previsiones de algo más interesante, me zambullía entre las sabanas,
le daba un par de besitos a mi pareja, y me entregaba a los brazos de Morfeo con
deleitosa pasión, pero desde hace un tiempo, cada noche, cuando nos encontramos
en el mar de satén, nos estrechamos tiernamente, y empezamos una danza de besos
que empiezan en un “Pizzicatto”, pasan por un “Allegro” y en un “Cresccendo” continuo
acaban en “Molto vivacce”. Todo ello envuelto en caricias, susurros, palabras tiernas
y a la vez ardientes … no tiene que haber necesariamente sexo, aunque a menudo la marea
nos arrastra a sus cálidas simas, pero os aseguro, que cuando te das la vuelta, y te duermes
apoyando espalda con espalda el sueño es dulce, placentero y reparador, el alma queda limpia
de tensiones, incomprensiones, recelos y esas horas que “pierdes” entre sus brazos, se recupe
ran sobradamente por la calidad e intensidad del sueño. Os lo recomiendo, probadlo
y veréis como cada despertar se transforma en una fiesta, y cada anochecer en un preludio de
amor.
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